La memoria y la palabra confluyen en el intento de Vitali Shentalinski por devolver la voz a pensadores y escritores que vivieron y murieron en una época en que la palabra y la literatura eran víctimas de una persecución sistemática. Tras la publicación de Esclavos de la libertad, Shentalinski se sumerge de nuevo en los archivos literarios del KGB en la Lubianka para sacar a la luz casos que oscilan entre lo grotesco el asalto que sufrió Lenin en pleno Moscú y que puso el destino de la Revolución en manos de unos hampones, y lo épico: el auge y caída en desgracia del célebre terrorista Borís Savinkov, que participó en la vida literaria rusa con el seudónimo de Ropshin. o la historia del deterioro mental y físico al que fue sometido Mijaíl Bulgákov y que le impidió salir del país mientras las autoridades condenaban sus obras al ostracismo. o desgarradoras reparaciones, como la de la familia de la poeta Marina Tsvietáieva. Informes revisados con el inconfundible estilo de Shentalinski, por los que desfilan también Platónov, Shólojov o Pasternak, y que muestran el panorama al que debieron enfrentarse los escritores ante un poder político omnipresente en todos los ámbitos de la vida. Fallecidos ya los delatores y sus víctimas, verdugos y condenados, las historias vertidas en Denuncia contra Sócrates se erigen no sólo como el acta de un régimen ya periclitado, sino también como un testimonio de lo peor y lo mejor que puede ofrecer la naturaleza humana en tiempos de oscuridad.