Hoy vivimos una época caracterizada por la dominación total de los derechos humanos y su avasalladora ideología. Esta situación ha provocado la reacción de pensadores y analistas que han intentado volver a situarlos en su espacio específico, es decir, derechos humanos como condiciones previas c imperativas de toda vida democrática, como propulsores de su ejercicio, pero no como sus úni cos y principales contenidos. Pues este imperialismo ideológico pervierte el sentido original de los derechos humanos y la radicalidad de su apuesta transformadora.