En la configuración de la actual narrativa en lengua castellana, Ignacio Echeverría ha ejercido un relevante papel como crítico. Contra la confusión editorial, su labor ha sido la de un severo apagador de fuegos de artificio, a la vez que la de un buscador minucioso y certero de nuevos horizontes. De Pitol a Fogwill, de Aira a Rey Rosa, de Bolaño a Villoro: la amplitud y diversidad del abanico de nombres no es obstáculo para ver el toque anticonvencionalista con que Echevarría señala a los conductores de la literatura actual en América Latina.