Bex y Ollie son una pareja de ladrones de medio pelo que viven en una pequeña ciudad cercana a Londres. Cualquier robo es bueno si con ello sacan para pagar las cervezas y, más aún, si con ello evitan tener que trabajar de lunes a viernes. Les gusta la sensación de la adrenalina, les gusta el riesgo y se divierten asaltando casas para llevarse vídeos y televisores. Y no tienen más ambición que seguir robando. Diario de un ladrón nos ofrece una narración testimonial con la que el autor se adentra en el mundo del crimen con irreverencia y humor a la vez que nos desvela sus vivencias al otro lado de la ley.