En mi Diario, es decir en los 131 manuscritos de los que se han elegido fragmentos para la presente edición, no hay tachaduras. No hay correcciones. No hay apenas cambios de palabras porque la palabra que no encuentra su lugar en la página no merece estar allí. Empecé a escribir el Diario en Viena el año 1961. Sigo escribiéndolo al cabo de 45 años. Lo que se publica ahora cubre cuatro décadas. Pensé que convenía cuadrar fechas y que un cierre y lugar aconsejable me lo ofrecía el año 2001 en Costa de Marfil, en unas circunstancias dramáticas, las de un secuestro armado, como en cierto modo también lo fueron las que me obligaron a empezar a escribir en una clínica psiquiátrica, en la ciudad de Freud, cuarenta años antes. El lector va a enfrentarse a muchos personajes, algunos mundialmente famosos, otros totalmente anónimos, y va a visitar múltiples escenarios y situaciones muy diversas. El resultado han sido miles de páginas recogidas en 161 cuadernos manuscritos a tinta indeleble, del tamaño y la apariencia de un libro, de las que ahora se publica una décima parte de su totalidad.