Siempre se ha repetido que en la Antigüedad la mujer no tenía voz. Se denuncia la opresión a la que estaba sometida y el poco peso que siempre tuvo y sigue teniendo en la Iglesia. Sin embargo, sumergiéndose en una escucha más atenta, en una investigación más profunda, se pueden descubrir huellas femeninas en la Iglesia a lo largo de la historia. En esto consiste el propósito de esta obra, en la que hemos dejado hablar a las mujeres: monjas, eremitas, madres, nobles, que vivieron entre los siglos IV y VI en distintas regiones de Occidente y Oriente. En ocasiones se trata de frases cortas o relatos de gestos sencillos, pero que son leídos situándolos en su contexto y liberándolos de los prejuicios con los que se han ido cargando a lo largo del tiempo.