Es una la muerte y a la vez es siempre otra, siempre nueva y distinta. En Dios en la ría hay dos muertes, una demoledora, inasumible desorden de lo existente, a la que sigue un duelo inarticulado, sin lenguaje, y otra sorprendentemente unificadora, como la llamada del amor. Solo la intuición poética permite atisbar lo que no se ve de frente, solo a través de la poesía puede expresarse lo inefable. Dios en la ría pone en palabras una lucha terrible, pero también emocionante y bella, por la armonía: por la vida.las estrellas. Se detiene para darle nombre a lo que se quiebra a diario en el susurro del mundo, aun cuando ha pasado, aun cuando se ha quebrado en trizas de viento seco.s» conforman una doble lectura: la más expositiva y salmódica y la que se esboza apenas desnuda y sobria.tional, universalist project of emancipation, "cutting across race, ability, economic standing, and geographical position."esarrolla nuevos principios existenciales y políticos al tiempo que transforma nuestra comprensión de la vida espiritual. Su crítica a la religión nos lleva al corazón de lo que significa llorar a nuestros seres
Estefanía González (Grado, Asturias, 1970) estudió Filología Hispánica en la Universidad de Oviedo y es autora de los poemarios "Hierba de noche" (2012) y "Raíz encendida" (2014). Ha participado en la antología "La noche y sus etcéteras, 25 voces alrededor de San Juan De la Cruz". En 2021 publicó el libro de relatos breves "En sueños de otros" (Editorial Tres Hermanas).