Dios vuelve en una Harley es la primera novela de esta escritora norteamericana, que vive y trabaja actualmente en California. Partiendo de una sociedad en la que el culto al cuerpo y a la juventud son casi un dogma de fe, la autora profundiza en las falsas necesidades que la cultura occidental impone, buscando rescatar un concepto antiguo y perdido: la felicidad. Un camino largo y circular, porque comienza y termina en uno mismo. En la línea de la reciente corriente de pensamiento norteamericano que invita a la aceptación y al reencuentro con nuestra propia naturaleza, Brady propone un nuevo sendero hacia la espiritualidad que transcurre por los vericuentos de la vida cotidiana.