«He firmado mi primer contrato sin siquiera preguntarme si sería feliz con esos treinta y dos versos que declamar cada noche, durante más de un año, en diferentes ciudades europeas y francesas de provincias. Para mí, era un salvavidas, un medio de escapar gracias a un salario mensual fijo. Había que huir. Huir de París y los malos recuerdos de los últimos años que flotaban en el aire en cada esquina de cada calle, como las rapaces que vuelan a la altura del pecho, dispuestas a atacar en todo momento.»
Una mujer evoca sus veinte años: entre el encuentro en el Pont des Arts con un escritor norteamericano apenas mayor que ella y una interminable gira teatral donde vislumbra el lado opuesto de la escena. Distante es un inquietante relato tejido de recuerdos soñados, melancólicos o felices, de un amor de juventud.