El décimo caso del comisario Dupin le lleva a la «isla bonita», la mayor de las islas bretonas. Mientras la Bretaña vive uno de los meses de agosto más calurosos de su historia, aparece un cadáver sujeto a una boya cerca de Concarneau. Se trata de Patric Provost, un adinerado y despótico empresario de Belle-Île, propietario de tierras, inmuebles e incluso de una explotación de ovejas. Dupin y sus ayudantes averiguan que excepto una, todas las casas de Islonk, una diminuta aldea situada al suroeste de la isla, pertenecían al muerto. No tardan en descubrir también que la exmujer de Provost, de la que llevaba veinte años separado aunque no estaban divorciados, y la alcaldesa, embarcada en un ambicioso proyecto de energía verde que dotaría de independencia energética al lugar, son las principales beneficiarias de la herencia. Justo entonces tiene lugar un secuestro y aparece otro cadáver. El comisario Dupin tiene poco más de veinticuatro horas para resolver un nuevo caso antes de asistir a la fiesta que Nolween y sus compañeros han organizado para celebrar sus diez años en la Bretaña.
Jean-Luc Bannalec es el seudónimo con el que el autor, Jörg Bong, que reparte su tiempo entre el sur del Finisterre y Alemania, ha querido firmar su serie del comisario Dupin. Las novelas se han convertido en un auténtico éxito en Alemania donde lleva vendidos más de 5.000.000 de ejemplares e incluso se han adaptado para la televisión. En 2106, Jean-Luc Bannalec recibió el título de «Mecenas de la Bretaña».