En El aprendiz de zapatero, Tolstoi nos narra de su propia observación directa, como ya hizo en La muerte de Ivan Ilitch o Las memorias de un loco, como Semel, un zapatero que malvivía con su mujer y sus hijos decide ir a cobrar unos rublos que le debían, sin mucho éxito. De regreso a su aldea, se encontró a un hombre joven desnudo completamente, quien había sido "castigado por Dios", Mikhail, y en un acto de bondad y caridad, se lo llevó a su casa. A partir de este momento, la vida de Semel da un giro y los acontecimientos que van sucediéndose con el paso de los años les hace comprender a quién habían vestido y alimentado y quién era aquel que vivía con ellos.
Viven los hombres no porque piensen en sí mismos, sino porque el amor alienta en el corazón de los hombres.
Sabrás lo que hay en los hombres, lo que no es dado al hombre y lo que vivifica a los hombres.
Dios no quiere que el hombre viva solo, y que por este motivo oculta a cada cual aquello que necesita. Quiere que cada cual viva para los demás, y por eso a cada uno revela lo que es útil a un tiempo a sí mismo y a los demás.
Liev Nikoláievich Tolstói está considerado, junto con Dostoievski, el escritor ruso más importante de la segunda mitad del siglo XIX. Miembro de una familia de la antigua nobleza, su infancia y adolescencia transcurrieron entre Moscú, la gran hacienda familiar de Yásnaia Poliana y Kazán, en cuya universidad se matriculó en 1844. Participó en la guerrra del Cáucaso y fue oficial de artillería. Entre sus obras destacan Infancia, adolescencia y juventud, Los cosacos o Resurrección. Con Guerra y paz y Anna Karenina se ganó el respeto de sus contemporáneos y un lugar preeminente en la historia de la literatura universal.