El Arquero Dubitativo representó el retorno a La Vanguardia de Barcelona, tras una ausencia de más de veinte años. En su primera etapa, de la mano de Horacio Saénz Guerrero, Perucho publicaría una serie de deslumbrantes colaboraciones, que sirvieron de base a algunos de sus libros más famosos, Botánica Oculta o el falso Paracelso (1969) e Historias secretas de balnearios (1972). Con El Arquero Dubitativo regresaba al primer plano. La voluntad de tomar el pulso a la cultura dio paso progresivamente, a la evocación del pasado, hasta el punto que ta sección se convirtió en apéndice y complemento de sus memorias, Los jardines de la melancolía (1993). Perucho quiso reunir en sus páginas a las personas que quería, tas que le acompañaron en diversas etapas de su vida, dedicarles unas palabras de agradecimiento, obsequiarles con un elogio o como le gustaba decir, con un dernier regard. Por su sección desfilan los amigos de infancia y de la Universidad (Oriol Galí, Néstor Luján, Carlos Fisas, Antoni Vilanova, José María de Martín), los artistas que conoció en su época de crítico de arte (el escultor Salvador Autestia, Ponc, Cuixart), figuras que forman parte de su biografía intelectual (Eugenio d`Ors, Julián Ayesta, Juan Ramon Masoliver, Antoni Comas), y nuevas amistades de los años ochenta (Pilar Parcerisas, CésarAntonio Molina, Mercedes Monmany, Miguel Sánchez Ostiz, Andrés Trapíello). Así, arropado por sus amigos, Perucho quiso pasar los últimos días de su vida.