«La magia es vista como una capacidad innata de la humanidad que siempre vuelve a emerger, especialmente tras largos períodos de racionalismo, y que ni la religión, ni la ciencia ni la política consiguen erradicar jamás.» Nadia Choucha, Surrealism and the Occult Durante años, El arte mágico de André Breton fue un auténtico libro de culto, objeto de deseo de los bibliófilos parisinos. Publicado en 1957 por el Club FranÇais du Livre en una tirada limitada, a ojos de su autor representaba el anhelo de toda una vida: nada menos que una historia universal del arte, desde sus orígenes prehistóricos hasta nuestro tiempo, acompañada de una iconografía irreprochable, de la que estaba convencido que sería uno de sus mensajes más duraderos. La particularidad de esta historia, cuyas notas y documentos visuales había ido acumulando a lo largo de los años, es la de estar contada con las premisas del surrealismo. Por sus páginas desfilan: el Bosco, Brueghel, Uccello, Durero, Grünewald, Altdorfer, Holbein, Arcimboldo, Caron, Desiderio, Blake, Füssli, Goya, Friedrich, B"cklin, Gauguin, Gustave Moreau, Rousseau, De Chirico...
André Breton (Tinchebray, 1896-París, 1966), poeta, ensayista y narrador, entró en contacto con el mundo del arte en 1916 a través del grupo Dadá. En 1924 fundó el movimiento surrealista con un manifiesto. De su obra cabe destacar Los campos magnéticos, El amor loco, Nadja o el Diccionario abreviado del surrealismo (Siruela, 2003), que escribió con el poeta Paul Eluard.