En un espacio apocalíptico fundado sobre los escombros de la modernidad, El aturdimiento es un retrato estremecedor de la rutina de un pobre hombre a duras penas resignado a vivir en el vertedero postindustrial en que se ha convertido su ciudad: «Aquí las mañanas no se parecen a la idea que se tiene de una mañana. Quien no está habituado ni siquiera se da cuenta de que se ha hecho de día. La diferencia con la noche es sutil, hay que tener vista. Es sólo un tono algo más claro. Ni los gallos viejos las distinguen ya». De El aturdimiento la crítica francesa ha dicho: «Hay algo de Camus el Camus de El extranjero en esa variación sobre la ausencia de uno mismo, de los otros..., pero también en la forma de contemplar la locura del mundo como desde la distancia, sin juzgarla ni rebelarse» (L`Express). «En algunas escenas realistas y sangrantes, podríamos creernos dentro de Delicatessen, la película de Caro y Jeunet» (Livres Hebdo). «Estamos en la tradición de las grandes novelas cortas, incisivas, que se dan al virtuosismo, escritas midiendo cada palabra» (Le Populaire du Centre). Igualmente entregadas han sido las críticas a sus tres novelas anteriores: «Humor, poesía y frescura en la mirada: un novelista del que esperamos mucho» (Lire). «Una inspiración casi insolente, facilidad de trazo y una sorprendente comodidad al escribir» (Le Spectacle du Monde).