Desde que estalló el conflicto entre el nacionalismo catalán y el Gobierno español, el más estruendoso de los silencios trata de acallar todo pensamiento no militante. El silencio de Mariano Rajoy sobre las propuestas nacionalistas solo puede ser parangonado con el de Artur Mas cuando se le pregunta sobre el día siguiente a la proclamación de independencia. Desde las dos orillas de la política solo se lanzan consignas que tienen como finalidad subyugar la idea a la ideología, sustituir el pensamiento por la consigna, borrar del mapa el punto de vista personal para imponer el gregario