El tema de la consciencia ha ocupado activamente a teólogos, filósofos y científicos durante milenios, planteando disputas interminables sobre su naturaleza y sus orígenes, y aún hoy sigue siendo uno de los principales objetos de investigación. Sus investigaciones le permiten afirmar que ésta aparece con las «emociones primarias»: la sed, el hambre, la necesidad de respirar, el deseo sexual, el dolor, elementos todos ellos necesarios para la supervivencia de los seres vivos. No puede concebirse la vida en la Tierra sin comer ni reproducirse, pues son necesidades imperiosas para cuya satisfacción existen mecanismos neurobiológicos concretos que impelen a los seres vivos a actuar sin demora. Y ello le hace concluir que, desde los primeros estadios de la vida animal, las emociones primarias han sido fundamentales en la evolución de la consciencia de los organismos superiores y han generado el abanico de sentimientos y emociones, mucho más sutiles, que caracterizan a la especie humana.