Joan Pujol estaba destinado a entregarse plácidamente a su existencia dentro de la burguesía catalana, pero algo trastocó sus planes. Las vivencias durante la guerra civil le hicieron odiar profundamente el fascismo, y ese odio le sirvió para ofrecerse como espía al servicio de inteligencia británico. Junto a su mujer, Araceli González, obtuvieron la confianza del Führer, al que acabaron convenciendo de que el desembarco de Normandía se llevaría a cabo más tarde y en otro lugar, facilitando el comienzo del fin del Reich