Personajes que expresan su amargura con humor, su corrupción con desencanto y su miedo a la muerte con un culto febril a la amistad y al humo del tabaco. Una trama donde se interroga la condición humana, la aspereza de una isla que enamora a sus náufragos con calor y palacetes en derrumbe, donde la vida es un regreso en el tiempo. El fin del juego es también un apasionante viaje sentimental a las entrañas de Cuba, su idioma de chistes y simulaciones, su literatura de arraigos y exilios; una invitación a la lectura de un país capaz de contar historias afiladas, llenas de tristeza y sentido, y peligrosas como un laberinto en cuyo centro está la muerte.