Bob Comet es un bibliotecario jubilado que pasa los días en soledad rodeado de libros y de pequeñas comodidades en una casa de color menta. Hasta que una mañana se topa con una anciana desorientada y perdida en el supermercado y la lleva de vuelta a la residencia de mayores donde vive. Con la esperanza de llenar el vacío que experimenta desde que se jubiló, empieza a colaborar como voluntario en el centro. Allí, rodeado de una comunidad de residentes peculiares, y tras un roce fortuito con un episodio doloroso de su pasado, saldrán a la luz los acontecimientos de su vida y los detalles que definen su personalidad.Detrás de esa fachada de individuo hecho y derecho que muestra Bob, se oculta la historia de un niño desdichado que se fugó de casa durante los últimos días de la Segunda Guerra Mundial; la de un amor verdadero arrebatado; la del orgullo y la satisfacción vital encontrados en la vocación de bibliotecario, y la de los placeres de una vida que ha transcurrido al margen de la muchedumbre. Las experiencias de Bob están imbuidas de melancolía, pero también de un sentido del humor lúcido y persistente; es un hombre con un talento especial para localizar y añadir intérpretes de lo más insólitos al escenario de su vida.Con su inimitable pulso narrativo, su humor cargado de ingenio y su compasión por aquellos que habitan los márgenes, Patrick deWitt ha escrito un documento ambicioso y de largo alcance sobre la naturaleza de la introversión. El hombre que amaba los libros celebra lo extraordinario en eso que llamamos vida cotidiana, y plasma con belleza la turbulencia que a veces existe bajo una superficie serena.«Un autor con una imaginación desbordante». WASHINGTON POST«Esta apasionante semblanza ficticia de un bibliotecario jubilado que colabora en una residencia de ancianos disecciona la vida de su protagonista (las traiciones, las pérdidas, los triunfos) con humor y ternura». VANITY FAIR«Cautivador. El hombre que amaba los libros comparte los atributos de su protagonista: cae bien, no es pretencioso. y te deja con una sonrisa en la boca». WALL STREET JOURNAL