El hombre que ríe es, de todas las novelas de Victor Hugo, la más extraña y la más barroca, tal vez la más precozmente surrealista. Lo es por su decorado nocturno y onírico, por la atención a los fenómenos de la pesadilla y de la videncia, por el gusto por la monstruosidad y la inclinación al humor negro.
Victor Hugo (Besançon, 1802-París, 1885) es quizá el escritor más representativo de las letras francesas del siglo xix. De vocación temprana, comenzó su andadura literaria con Odas y poesías diversas (1822), su primera obra poética. Muy pronto fue considerado el jefe de las filas del Romanticismo francés y sus obras encontraron un reconocimiento generalizado debido, fundamentalmente, al virtuosismo de su prosa y a la elección de unos argumentos en los que se entremezclan a la perfección lo misterioso y sobrenatural con la denuncia social más inteligente y certera. Entre sus obras más destacadas se encuentran Las orientales (1829), Nuestra señora de París (1830), Ruy Blas (1838), Los miserables (1862) o Los trabajadores del mar (1866), además de un buen número de obras teatrales, poemas, ensayos históricos y discursos políticos. Victor Hugo murió el 22 de mayo de 1885 a causa de una pulmonía. Su ataúd permaneció durante varios días bajo el arco del triunfo, donde se dice que fue visitado por cerca de tres millones de personas.