París, 1795. El artista y aventurero Vivant Denon conoce al general Bonaparte, a quien le cuenta su encuentro con un monje que guardaba celosamente un manuscrito escrito en un código de la época de los faraones, que escondería la verdad sobre la Cámara de la Eternidad: el recinto que, según la leyenda, contiene el secreto de la felicidad humana, un mapa del pasado y del futuro e información apta sólo para los faraones. Napoleón no tarda en organizar una expedición a Egipto para dar con la Cámara. Sesenta años más tarde, en Londres, el joven arqueólogo Alexander Henry Rhinde recibe un encargo del Museo Británico: espiar al egiptólogo sir Gardner Wilkinson, que tendría en su poder las claves de la Cámara de la Eternidad, cuyos secretos se teme que puedan poner en peligro la seguridad nacional.