La moda cambia, pero sus explicaciones siguen siendo las mismas. Un problema aparentemente fútil, y sin embargo de una infinita complejidad, que se inserta en el centro mismo de la modernidad occidental. E1 objetivo primero de este libro es el de reinterpretar este problema en su totalidad. ¿Cómo entender la aparición de la moda en Occidente a finales de la Edad Media? ¿Cómo explicar la versatilidad de la elegancia, algo que no había sucedido en ninguna otra civilización? ¿Cuáles son los grandes momentos históricos, las grandes estructuras que han determinado la organización social de las apariencias? Tales son las preguntas a las que responde la primera parte del libro. Pero, hoy en día, la moda no es sólo un lujo estético y periférico de la vida colectiva, sino que se ha convertido en un elemento central de un proceso social que gobierna la producción y consumo de objetos, la publicidad, la cultura, los medios de comunicación, los cambios ideológicos y sociales. Hemos entrado en una segunda fase de la vida secular de las democracias, organizadas cada vez más por la reducción, lo efímero, la diferenciación marginal. la segunda parte del libro analiza la progresión de esta formamoda y su repercusión respecto a la vitalidad de las democracias y a la autonomía de los individuos. Más allá de las inquietudes que pueda suscitar una sociedad abocada a la obsolescencia de las cosas y del sentido, la moda aparece, paradójicamente, como un instrumento de la consolidación de la democracia, de las sociedades liberales, como un vehículo inédito de la dinámica modernizadora. Tal es la provocativa tesis del autor. «Leyendo y releyendo El imperio de lo efínzero, de Lipovetsky, se puede predecir sin gran riesgo que quedará como uno de los libros faro de los años ochenta. Como lo fueron ea su día El hombre unidinzenrional, de Marcuse, y El Antiedipo, de Deleuze y Guattari. A la revuelta como moda ha sucedido la moda como revuelta» (Roland Jaccard, Le Monde). «Con sólo tres obras La era del vacío, El imperio de lo efímero y El crepúsculo del deber el francés Gilles Lipovetsky se ha convertido en una de las grandes estrellas del pensamiento europeo de nuestros días. ¿Por qué? Sencillamente, porque ha sabido conectar muy bien con el espíritu de nuestro tiempo» (Miquel Porta Perales, Avui).