La pintura de Amalia Avia se centró principalmente en la ciudad de Madrid, de la que retrató sus calles, sus comercios y las fachadas deterioradas por el paso del tiempo. Su primera época tuvo un componente más social, con presencia de la figura humana, que poco a poco fue desapareciendo. En los años ochenta empezó a trabajar también en interiores. Lo que más le preocupaba a la artista era ser capaz de reflejar la huella de lo humano, de esas otras vidas anónimas.
Esta publicación aborda la obra de Amalia Avia desde una nueva perspectiva, haciendo hincapié en su forma de trabajar: fotografiaba en blanco y negro las calles y los lugares de Madrid y, tras realizar, en muchos casos, collages con esas fotos componiendo la imagen del cuadro, procedía a pintar.
Amalia Avia es la pintora de las ausencias, la amarga cronista del por aquí pasó la vida marcando su amargura e inevitable huella de dolor', escribió sobre ella Camilo José Cela.
La exposición se inaugura en septiembre en la Sala Alcalá 31.
Su carrera como pintora empezó en los años cincuenta. Se casó con Lucio Muñoz en 1960. En 1964 entró en la legendaria Galería Juana Mordó y en 1972 en la Galería Biosca. Participó en numerosas exposiciones sobre el realismo español por todo el mundo. En 1997, realizó una gran exposición antológica en el Centro Cultural de la Villa de Madrid y se le concedió la Medalla del Mérito Artístico del Ayuntamiento de Madrid. En 2004 publicó sus memorias De puertas adentro.