Una obra enormemente rica, compleja y ambiciosa con elementos de la novela gótica, el thriller, la historia iniciática, la novela erótica, la filosófica, en la que asistimos a la «educación sentimental» del joven Nicholas, que abandona Londres y a su amante y se establece en una remota isla griega como profesor de inglés. Allí conoce a un misterioso personaje, un excéntrico millonario, Conchís, el Mago, que le hace participar, a menudo contra su voluntad, en experiencias extrañas. Fascinado por este mago enigmático, que le envía para seducirle a dos hermanas gemelas, Nicholas es conducido a través de un complicado juego de invenciones, charadas, decorados múltiples, de una especie de juego Supremo, a las fronteras movedizas de la realidad y el sueño. ¿Cuál es el fin de estas experiencias truculentas? ¿Cómo saber su significado, el grado de seriedad científica, de intuición metafísica, de pura superchería? Y sobre todo, se pregunta Nicholas angustiado, ¿quién es realmente Conchis? ¿Un ser dotado de poderes supranormales? ¿Un déspota caprichoso que escenifica sus propios fantasmas para turbar las sensibilidades frágiles? ¿Un psiquiatra que, en aras de la ciencia, prosigue el estudio de un «caso»? Un circuito recurrente y emblemático en esta obra apasionante: de la apariencia a la sospecha y al desenmascaramiento de esta apariencia como mentira, y a la sospecha de esa nueva apariencia: la última máscara jamás se quita. Fowles escribió que con esta obra quiso elaborar «una fábula acerca del hombre y de su concepción de Dios», es decir, «las ilusiones humanas acerca de algo que no existe de hecho: el conocimiento absoluto y el poder absoluto» y sobre la destrucción de ambas ilusiones.
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