«El efecto más visible de esta extraña experiencia de pasividad que yace en el corazón del obrar mal es que el hombre se siente víctima precisamente por ser culpable. Similar desdibujamiento de la frontera entre culpable y víctima se observa cuando se parte del otro polo. Puesto que la punición es un sufrimiento que se considera merecido, ¿quién sabe si todo sufrimiento no es, de una u otra manera, el castigo por una falta personal o colectiva, conocida o desconocida? Esta interrogación, que verifica incluso en nuestras sociedades secularizadas la experiencia del duelo (...) recibe un refuerzo por parte de la demonización paralela que convierte el sufrimiento y el pecado en expresión de las mismas potencias maléficas. Tal es el fondo tenebroso, jamás desmitificado por completo, que hace del mal un único enigma.»
Nacido en 1913, fue catedrático de filosofía en las Universidades de la Sorbona y de Nanterre hasta 1970 y luego de teología y pensamiento social en la Universidad de Chicago. De sus muchas obras se han traducido al castellano, entre otras, Tiempo y narración, Finitud y culpabilidad, La metáfora viva, Historia y verdad y Lo justo.