Del mismo modo que su cocina, la literatura de Abraham García mezcla lo tradicional y lo culto, lo exquisito y lo popular, lo dulce y lo amargo, para conseguir texturas insólitas y sabores desconocidos. Sin embargo, como un veterano criador de caballos que alcanza al fin el alazán perfecto, Abraham ha logrado ahora el milagro de fusionar el relato corto, la estampa viajera, la anécdota humorística y la receta de cocina, alumbrando lo que podría considerarse un nuevo género literariogastronómico de arrebatadora y grata lectura. El placer de comer es una invitación para degustar los manjares más sabrosos y los platos más humildes, una contraseña para disfrutar no sólo de la cocina de los grandes restaurantes, sino también de la de los bares de hipódromo y las tabernas de carretera. todo ello de la mano y la memoria de uno de los grandes maestros de la cocina actual. Un libro divertido, tierno y apasionado que Cunqueiro habría paladeado con placer y que Julio Camba se habría zampado de una sentada.