Algunas ciudades ocupan tanto espacio en nuestro subconsciente que incluso se pueden pasear en sueños. Son como parientes lejanos que por fin tienes ocasión de conocer. No te suelen defraudar. Visitadas, te procuran una intimidad ajena a esos lugares comunes donde el turista busca la inmortalidad. Los cuentos que reúne "El prisionero de la avenida Lexington" -escritos por Gonzalo Calcedo antes, durante y después de una estancia en Nueva York-, no pretenden ser un homenaje ni un complemento a esa guía de viajes apócrifa que todos llevamos dentro. El autor, referencia de la narrativa breve hispana actual, traza aquí un recorrido frugal y naif por una ciudad que, incluso pisada y palpada, parece imaginaria.
Aunque nacido en Palencia en 1961, Gonzalo Calcedo Juanes reside en Santander. Quizás no sea un escritor suficientemente conocido, a pesar de su impecable trayectoria literaria. Ha publicado seis libros de relatos y una novela corta y su nombre está asociado de manera indisoluble al relato. Calcedo es de los pocos escritores ?una prestigiosa excepción- que ha elegido el relato como género literario, sabiendo que esta opción le haya podido restar lectores y difusión. El cuento es un género que tiene en España prestigio literario, pero no comercial, y por eso las editoriales, salvo honrosas excepciones, apenas prestan atención a los autores de cuentos, a no ser que sean novelistas conocidos. Por eso merece la pena destacar en estas breves líneas a dos editoriales, Páginas de Espuma y Menoscuarto, dedicadas exclusivamente al relato corto y donde Calcedo ha publicado varios libros de relatos. Calcedo suele frecuentar los numerosos premios literarios dedicados al relato. Ha obtenido en dos ocasiones el Premio NH y ha ganado los premios Alfonso Grosso, José Hierro, Nuevos Narradores, etc. Hasta la fecha, ha publicado seis libros de relatos y una novela corta, La pesca con mosca (2003). Los títulos de sus libros son: Esperando al enemigo (1996), Otras geografías (1998), Liturgia de los ahogados (1998), La madurez de las nubes (1999), Apuntes del natural (2002) y La carga de la caballería ligera (2005). En su concepción del relato Calcedo se inspira en la mejor tradición de la cuentística norteamericana, que llega hasta Raymond Carver y John Cheever. Suele inspirarse en la realidad que le rodea, donde encuentra a un tipo de personajes que son habituales en sus narraciones: seres escépticos, poco dados al espectáculo, que soportan como pueden sus frustraciones existenciales. Las historias de Calcedo, como ?El cazador de moscas?, suelen dejar un fondo de tristeza, pues sus personajes, a pesar de sus buenas intenciones, son víctimas de la incomprensión y la incomunicación. Calcedo aborda estas tramas con una mirada piadosa, sin grandes tragedias, prefiriendo un minimalismo emocional que se traslada también al estilo y al ambiente.