El bibliotecólogo americano Aarón Avner está a punto de dar a conocer al mundo su descubrimiento: tras años de esfuerzo, había conseguido descifrar parte de un enigmático manuscrito del siglo XV escrito en un idioma incomprensible. El códice había sido codiciado por personajes muy distintos a lo largo de su azarosa historia: papas, emperadores, espías y eruditos, empeñados de una manera u otra durante más de cinco siglos en dilucidar su misterio... O en ocultarlo para siempre.