Además de un gran periodista y narrador, Tom Wolfe fue siempre un polemista fervoroso, vibrante e implacable, tal como demostró en sus diatribas contra ciertos mitos intocables del arte y la arquitectura modernos. Después de dieciséis años, el autor regresaba al ensayo con este El reino del lenguaje, que se ha convertido en su testamento literario: un texto donde clava su penetrante mirada y afilados colmillos nada menos que en la teoría de la evolución aplicada a la lingüística, cuestiona supuestas verdades absolutas y apunta contra un par de vacas sagradas separadas por un siglo.
Por un lado Charles Darwin y por el otro Noam Chomsky en su faceta de lingüista, a cada uno de los cuales contrapone con su respectivo antagonista, despreciado o cuestionado por el mundo académico: el naturalista Alfred Russel Wallace, sobre cuyo destino Darwin siempre tuvo remordimientos y mala conciencia, y el antropólogo Daniel Everett, que ha pasado años conviviendo con la tribu amazónica de los pirahã y cuya teoría sobre el origen y evolución del lenguaje humano cuestiona la de Chomsky.
En este libro agudo y retador, Wolfe se enfrenta a la ortodoxia y plantea estimulantes preguntas: ¿viene el lenguaje humano del canto de los pájaros? ¿Es un don innato o una herramienta adquirida? ¿Es el lenguaje lo que explica la evolución humana?
Tom Wolfe, nacido en Richmond (Virginia) se reveló en los años 60 como genial reportero y agudísimo cronista. Fue el impulsor y teórico del llamado «nuevo periodismo», al que definió como el género literario más vivo de la época. La casi totalidad de su obra ha sido publicada por Anagrama: "La Izquierda Exquisita", "La banda de la casa de la bomba y otras crónicas de la era pop", "Los años del desmadre", "El nuevo periodismo", "Lo que hay que tener", "La palabra pintada", "¿Quién teme al Bauhaus feroz?", "Las Décadas Púrpura", "En nuestro tiempo", "La hoguera de las vanidades" y "Ponche de ácido lisérgico".