Una ambiciosa novela, ferozmente humana, que confirma a Guillermo Arriaga, autor de la trilogía formada por Amores perros, 21 gramos y Babel, como «uno de los autores contemporáneos más potentes, intensos y originales de la literatura en lengua española.» (Exprés). «Y sí, la muerte irrumpió en mi vida y la devastó. Pero estuve resuelto a no permitir que me remolcara con ella.» A sus diecisiete años Juan Guillermo se ha quedado huérfano y completamente solo. Tres años atrás, Carlos, su hermano mayor, fue asesinado por unos fanáticos religiosos; abatidos por el pesar, sus padres y su abuela mueren. En el extremo de la rabia y la desesperación, Juan Guillermo jura vengarse. El problema es que los jóvenes religiosos están muy bien organizados, gozan del respaldo de gente poderosa, portan armas, han entrenado artes marciales y, para colmo, están coludidos con Zurita, un comandante de la policía judicial. Con esta permanente sensación de vendetta convive una entrañable historia de amor que impide que el protagonista se deslice hacia el vórtice de la autodestrucción. En paralelo corre la historia de Amaruq, un hombre que en los helados bosques del Yukón se obsesiona en perseguir a un lobo y cuya travesía lo conduce hacia las profundidades de la locura y la muerte. Reseñas:
«Una de sus obras más personales.»
Vanguardia, México «Entonces, una mañana del 2000, en la página de cultura del Washington Post vi una foto gigantesca de Guillermo; abajo, en letras de un millón de puntos, se anunciaba la exclusiva con el escritor más candente de México, que pasaba por Estados Unidos promoviendo Amores perros.»
Álvaro Enrigue, Letras Libres «Una historia memorable, de esas que se quedan con nosotros y acaban por confundirse con la vida misma. El salvaje es la vida misma y es también una metáfora, una operación retórica en la que el perdón y el amor sumados dan como resultado una bien ganada libertad.»
Julio Trujillo, La Razón (México) «Arriaga demuestra ser gran director a la par que gran escritor.»
Roberto Piorno, Guía del Ocio
Soy chilango. Nacido en el 58. Piscis, del 13 de marzo. Soy hijo de Carlos y Amelia; esposo de Maru; padre de Santiago y de Mariana; hermano de Patricia, Carlos y Jorge; tío de Alan y hermano de esos otros hermanos que son los amigos. No fumo ni bebo. Soy abstemio desde niño. Detesto a los que dicen: "Desconfío de los que no beben alcohol". Detesto también a la gente pusilánime. Admiro a los intensos, a los que van con todo, a los que no se detienen: a los hombres y mujeres que dejan pedazos de piel por donde caminan. Carezco de olfato y me quedé calvo. De chavo era muy malo para la madriza (por eso precisamente no tengo olfato), pero luego me compuse y aprendí a meter las manos. Intenté ser boxeador de peso semicompleto. No lo logré. También quise ser futbolista profesional. Tampoco. Quise ser un buen basquetbolista, pero me ganó la desidia y terminé como jugador de cascaritas de apuesta. Crecí en la colonia Unidad Modelo, Delegación Ixtapalapa, en el Distrito Federal. Mido 1.88 y peso 90 kilos. Soy cazador. Como dice Miguel Delibes: "un cazador que escribe". Creo que la cacería es uno de los últimos y más profundos ritos a los cuales puede acceder un ser humano. La literatura también es uno de nuestros últimos ritos. Contando historias los seres humanos podemos festejar los hondos dolores de la vida. Por eso se siguen escribiendo novelas y cuentos y guiones. Por eso escribo yo. Soy autor de tres novelas: Escuadrón Guillotina (1991), Un dulce olor a muerte (1994) y El búfalo de la noche (1999) y un libro de cuentos, Retorno 201 (2003). Mi obra está traducida a nueve idiomas: inglés, alemán, griego, checo, hebreo, holandés, portugués, italiano y francés.
Soy autor también de los guiones Amores perros (2000), 21 Gramos (2004) y Babel, dirigidas por Alejandro González Iñárritu, y Los tres entierros de Melquíades Estrada, dirigida por Tommy Lee Jones. Por este guión gané la Palma de Oro al mejor guión en el Festival Internacional de Cine de Cannes.