Los hermanos Carlos y Sofía, y su primo Esteban, muerto el padre y tutor de los tres, sobreviven en una enorme casa de la Cuba Colonial en la que también está al negocio familiar de importación y venta. Viven en una delirante disciplina de deshoras que les lleva a acostarse con el alba, a comer cuanto tienen hambre y a vagar por los pasillos donde se atiborran los muebles apolillados. Víctor Hugues se introduce en sus vidas y se hace indispensable para los adolescentes. Con él entrará la vida y las nuevas ideas del siglo XVIII.