Este libro explora con humor, precisión e inspiradas analogías divulgativas dos de los descubrimientos que han revolucionado la cosmología: la «materia oscura» y la «energía oscura». El universo que creíamos que era constituye tan sólo una pequeñísima parte del que realmente es. Einstein ya observó que un objeto con masa suficiente, al curvar el espacio-tiempo que lo rodea, sirve de «lente» que amplifica, multiplica o distorsiona la imagen de los objetos que están detrás de él. Aunque no le prestó mucha atención, hoy este fenómeno óptico es un instrumento esencial que ha permitido descubrir no sólo agujeros negros o planetas extrasolares, sino la huella que la materia y la energía oscuras van dejando en el universo.