1. **Reflexiones sobre el universo y la humanidad**
Descubre la llamada urgente a repensar nuestro lugar en el cosmos, en este libro que propone una nueva visión centrada en la vida y la preservación del planeta.
2. **Desafíos existenciales frente al cambio climático**
Explora cómo el autor invita a replantear los ideales de la modernidad para enfrentar la crisis climática, proponiendo una brújula moral basada en la razón y la curiosidad.
3. **El paradigma de la nueva Ilustración**
Sumérgete en las propuestas del astrofísico para una nueva era de iluminación, impulsada por la ciencia y la conciencia de preservar la vida en la Tierra.
4. **La urgencia de adoptar una nueva perspectiva**
Descubre cómo el libro nos desafía a dejar atrás paradigmas obsoletos y abrazar una visión que reconoce la rareza y el valor de la vida en nuestro universo.
5. **Replantear la relación humano-universo**
Explora las ideas del autor en torno a una nueva dirección para la humanidad, basada en el respeto a la vida y en la necesidad de proteger y cuidar nuestro hogar planetario.
6. **La ciencia y la política en un nuevo enfoque ético**
Adéntrate en las propuestas de este libro para guiar la interacción entre la ciencia y la política, destacando un enfoque ético basado en la conciencia y la responsabilidad hacia nuestro entorno.
Un astrofísico realiza un llamamiento fascinante –y urgente– a una nueva «Ilustración» para socorrer a la humanidad mientras nos enfrentamos a la crisis existencial del cambio climático.
Gleiser argumenta que estamos utilizando el paradigma equivocado para relacionarnos con el universo y entender nuestro lugar en él. En El universo consciente nos invita a que adoptemos una nueva perspectiva centrada en la vida, que reconozca lo rara y valiosa que es, y por qué debería ser nuestra misión preservarla y cuidarla.
El paradigma de Gleiser replantea los ideales de la modernidad y propone una nueva dirección para la humanidad, impulsada por la razón y la curiosidad (precisamente, motores de la ciencia), y cuyo propósito sería reubicarnos como el lugar donde la vida se hace consciente. De esta forma, recuperaríamos una brújula moral que podría utilizarse tanto para guiar la ciencia como la política que orbita en torno a ella.