Étienne Polverel, síndico del Reino de Navarra, defendió en 1789 ante la Asamblea Nacional Constituyente y ante el rey de Francia que el estado navarro era un reino independiente y que nunca había formado parte del Reino de Francia; por lo que sus súbditos no eran franceses, sino navarros. Por todo ello, la Asamblea Nacional no tenía ni derecho ni capacidad legal para reformar la constitución de los navarros, que eran sus fueros. Los Estados Generales del Reino de Navarra ordenaron que se publicara un libro con el discurso del síndico y los documentos que acreditaban los principios por él recogidos. Este libro constituye uno de los documentos políticos más relevantes de la historia del Reino de Navarra. Es la defensa razonada de la independencia política de Navarra, que las propias instituciones del reino ordenaron escribir, avalaron y publicaron.