Entre exactitudes a las que querrían agarrarse y nebulosas que no quieren nombrar, cuatro personajes son convocados para hablar de uno de ellos, que también habla. ¿Versiones contradictorias No. ¿Complementarias Bah. El mundo de En el café de la juventud perdida no es un mundo que se pueda recomponer. Tiene algo de Escenas de la vida bohemia, claro, pero el libro que más cita es Horizontes perdidos, la invención de Shangri-La, donde el tiempo se detiene. «Pero no merece la pena ir tan lejos», dice Louki, el centro de la novela. «Me acuerdo de mis paseos nocturnos. Para mí, Montmartre era el Tíbet.» Y aun así, se esté donde se esté un lugar cartografiado, una «zona neutra», un número concreto de una calle concreta de París, salir de un sitio es siempre como salir de Shangri-La: entonces uno envejece, muere. Luis Magrinyá Ilustración de cubierta Laura Agustí
Patrick Modiano nace en Boulogne-Billancourt el 30 de julio de 1945. Hijo de una actriz belga y de un hombre de negocios italiano, creció entre Jouy-en-Josas y la Alta Saboya. Las ausencias repetidas de sus padres le acercan a su hermano mayor, Rudy, que muere a la edad de diez años. Tras aprobar la selectividad, decide dedicarse plenamente a la escritura. Sus primeras obras giran en torno a la ocupación nazi y el colaboracionismo (El lugar de la estrella, galardonada con el Premio Roger Nimier y el Premio Fénéon, La ronda de noche y Los bulevares periféricos). En 1978 obtiene el Premio Goncourt por La calle de las tiendas oscuras, una novela en la que la Segunda Guerra Mundial, y en 1984 recibe el Premio de la la Fundación Pierre de Mónaco por el conjunto de su obra. En castellano, entre otras, también se han publicado Domingos de agosto, Viaje de novios, El rincón de los niños, Las desconocidas, Dora Bruder y Joyita. Este gran autor, de una extremada sensibilidad, describe en sus ficciones la búsqueda de la propia identidad, que oscila entre el recuerdo desgarrador y la tentación de la amnesia benéfica.