Cuando Mussolini anunció que en Italia eran "todos machos" empezó el calvario de los homosexuales en aquel país. En ausencia de regulación legal, el gobierno fascista debía decidir qué hacer con esos ciudadanos "inexistentes". Se optó por el confi namiento en islas. Sin juicio y sin haber cometido ningún delito, cientos de homosexuales fueron desterrados entre 1938 y 1943. Cuando todo acabó, nadie volvió a hablar de este episodio que cayó en el olvido.