En el primer relato de este
libro, el oficial de la
penitenciaría
describe con minuciosidad un
refinado artefacto, del cual
se siente personalmente
orgulloso, que sirve para
ejecutar a los
condenados. Su interlocutor,
el viajero sin nombre,
escucha cortésmente las
repugnantes explicaciones y
muestra un blando
desacuerdo en cuanto al uso
del infernal aparato, que
también comparte el nuevo
comandante de la
penitenciaría.
La discrepancia de pareceres
contraría de tal manera al
oficial que este toma una
cruenta resolución.
"La condena" narra las
relaciones entre un padre y
un hijo y el amigo de este,
que en un principio
transcurren con una cierta
normalidad, pero
inopinadamente emprenden un
camino de incomprensible
desazón hasta llegar a un
final de sorprendente
crudeza