JOAN LUÍS GOAS / SANMARTÍN VARGAS, ÓSCAR (Ilustración)
Es verdad que el cine se parece a un espejo, y que lo que la pantalla recibe del proyector no es más que un juego de fulgores y destellos, pero la luz que se le devuelve a cada espectador es otra muy distinta porque pasa por el riguroso filtro de sus sueños, y probablemente no hay nada más verdadero que eso.
Pero al otro lado del espejo está lo que no vemos, la carne y el hueso de esas sombras que llamamos estrellas de cine, las que se pasean por los festivales como si fueran personas de verdad con las que poder charlar y hasta comer una paella, o incluso emborracharse, para mostrarse al final tal cual son, sin peluquería ni maquillaje: los dioses y los monstruos de la historia del cine.
A su lado y entre bastidores se asoma la mirada de Joan Lluís Goas, la persona que los acompaña durante muchos años en reuniones, festivales, cenas y fiestas, para destilar aquí, por fin, de cada una de ellos, estas semblanzas tan inverosímiles a veces, pero tan reales. Goas perfila una divertida crónica que no se deja cegar por la anécdota. Él sabe dónde buscar la humanidad, la modestia o la vanidad de esos dioses y monstruos que se delatan como cualquiera en cada gesto y en cada palabra, y que invitan al afecto o al desengaño, pero nunca a la indiferencia.
Con un estilo muy cercano y persuasivo, Goas sabe fijarse en los detalles con humor elegante y finísima ironía, sabiendo que el cine es un trasunto de la vida, ese espejo, decíamos, en el que si nos miramos y no nos vemos, es que entonces no vemos nada.