La décima entrega poética de Juan Lamillar, uno de los autores más destacados de la generación de los ochenta, vuelve sobre los temas habituales de su obra: el misterio de los objetos cotidianos, la recuperación de experiencias vividas, la glosa de referencias culturales o la reflexión sobre el paso del tiempo. Los críticos han destacado la sonoridad y la elegancia de una poesía empeñada en la búsqueda del instante perdurable, que maneja claves literarias, pictóricas o musicales pero presta asimismo atención a las pequeñas cosas que nos rodean, desde una visión intimista, lúcida y extraordinariamente sugestiva de la realidad inmediata.