Ernesto, el más fuerte y temido de los animales, ha despertado con un hambre atroz. Para calmarla, sus temibles ojos registran la sabana en busca de una presa. Cuando por fin la encuentra y sus músculos están prestos a dar el gran zarpazo, Ernesto escucha una voz que le recuerda cosas que el rey de la selva nunca debe olvidar.