Bajo la superficie de todo proyecto creativo suele haber un gran iceberg oculto que lo mantiene todo a flote: una masa de material preliminar formado por cajas, folios y cuadernos de notas que en principio el autor no pretende mostrar y menos aún publicar. Eso es especialmente aplicable a Emigrantes, una historia que depende en gran medida del silencio y el misterio. Siempre imaginé que, una vez terminado, el libro superaría las referencias a su fuente original, que sería algo así como un álbum perdido procedente de un universo alternativo. La falta de aclaraciones tan sólo le añadiría interés, el lector se encontraría sólo con una serie de dibujos extraños, de personajes sin voz en paisajes anónimos. Así pues, ¿qué necesidad tenía de volver a mi viejo archivo y publicar un volumen de notas y dibujos de trabajo? Aunque por lo general considero mi propio proceso creativo simplemente como eso, como un medio para conseguir un objetivo, lo cierto es que los cuadernos de trabajo de otros artistas me fascinan.