Un mundo aparte. Así es Sevilla. Una gran ciudad, sí, pero que en vez de a tubo de escape huele a azahar. La maraña de callejuelas del casco antiguo, con el moruno barrio de Santa Cruz como paradigmático ejemplo, transportan al visitante a otras épocas, a otra manera de vivir. La siempre visible Giralda como un faro de la historia, a un paso de los bellos y armoniosos alcázares. Y, por supuesto, la puesta de sol en el Guadalquivir desde las terrazas de Triana, con la torre del Oro haciendo honor a su nombre en este mágico momento de la tarde. Bajo un sol casi siempre de justicia, Sevilla es un lugar donde se sabe disfrutar de la vida. Nada como tomarse un vino y unas tapitas al atardecer, charlando a voces de cualquier tema al que casi siempre se encontrará una vertiente cómica.
Y si se buscan experiencias únicas, ahí están la Semana Santa y la Feria, incomparables explosiones de devoción y alegría.
MARISA VESTITA estudió pintura en la Academia de Bellas Artes de Lecce, al mismo tiempo que realizaba períodos de prácticas de cómic, diseño de decorados y arte teatral. Siempre curiosa por todo aquello relacionado con el mundo de la imagen, en 2002 se mudó a Milán, donde recibió sus primeros encargos como ilustradora. Está muy interesada en aplicar la tecnología informática al arte y ha completado un curso en diseño gráfico digital en el IED (Istituto Europeo di Design). Su obra está presente en grandes exposiciones por toda Italia. Hasta la fecha, ha colaborado con reconocidas editoriales y revistas a nivel internacional.