La esclavitud, qué parece un fenómeno de tiempos muy pretéritos, no solamente perdura en la actualidad sino que, de forma preocupante, se está extendiendo al amparo de la globalización económica y de Ias políticas migratorias restrictivas de los países más ricos del mundo. Las prácticas esclavistas son ilegales en todos los continentes pero la falta de libertad siempre se ha cobrado víctimas por culpa de la pobreza y las desigualdades sociales de las naciones menos desarrolladas. La novedad, sin embargo, consiste en la aparición de nuevas formas de explotación que horadan los derehos humanos más básicos y que hacen que la esclavitud se extienda más allá de lo residual, afectando a la práctica totalidad de los países ricos, incluida España.