Tras el fin de la guerra civil, el dominio colonial español en Marruecos apenas fue cuestionado por la sociedad española. El régimen franquista parecía querer postergar sine die la independencia del país vecino. La oposición (socialistas, comunistas, anarquistas y nacionalistas catalanes, vascos y gallegos) evitaron, en la medida de lo posible, pronunciarse abiertamente en contra de la presencia colonial española, dado el apoyo que prestaban (y recibían) a las democracias occidentales, en especial a Francia la más importante potencia colonial en el Magreb. Los nuevos aires descolonizadores de la década de los cincuenta convenció a la oposición anti-franquista de que el apego del régimen a Marruecos (cuna del Alzamiento) podría convertirse en su tumba, ante su resistencia a descolonizar. De ahí que en esos momentos elevaran modestamente su crítica anticolonialista. Finalmente, llegado el momento el franquismo no tuvo empachos en aceptar la decisión francesa de conceder