El pico escacharrado de Edgar no es tan importante, pero él está tan preocupado que cuando Silvestre ve a un fan?, fantas?, bueno un tú ya sabes qué, casi se olvida de su título oficial de Guardián del Castillo de Otramano. Los ruidosy las voces de la perdida Ala Sur cada vez son más evidentes pero Lord Pantalín está demasiado ocupado intentando salvar a la familia de la bancarrota con su último invento, el Artilugio Detector de Oro, así que Solsticio y Edgar son los únicos que pueden dedicarse a ir a la caza de fantasmas y medir su astucia contra el molestísimo capitán Espectrini.
Marcus Sedgwick fue editor de libros infantiles y antes de eso, librero. Ahora está feliz de poderse dedicar exclusivamente a escribir. Vive en Cambridge y tiene una hija pequeña llamada Alice.