A pesar de su brevedad y de su sencillez, o tal vez gracias a estos mismos rasgos, pocos relatos han gozado
de tal popularidad a lo largo de la historia de Occidente como este conjunto de fábulas atribuidas a Esopo (620 - 560 a.
C.). Aunque diversos autores reescribieron el corpus esópico durante la Antigüedad clásica, la Edad Media, el
Renacimiento y el siglo XVIII, fue Esopo quien fijó la estructura más perdurable de este tipo de relatos, poblados por
animales de rasgos humanos como el mono vanidoso, el asno torpe o el astuto zorro. Y aunque hoy en día el legado de
Esopo sigue siendo lectura obligada para la educación moral de los niños, el uso escolar no debe desmerecer esta
selección clásica realizada a partir de las mejores críticas del repertorio del fabulista.
Se lee de una sentada. Breve y sencillo, una historia de amor entre adolescentes en su estado más puro. No es esencial, pero merece la pena leerlo.
Es precioso, triste pero precioso. Puede ser recomendable hasta para adolescentes (pues no deja de ser historia de adolescentes). Comprendo que haya triunfado tanto en Japón. A punto estuvo de hacerme llorar.
Se lee de una sentada. Breve y sencillo, una historia de amor entre adolescentes en su estado más puro. No es esencial, pero merece la pena leerlo.
Es precioso, triste pero precioso. Puede ser recomendable hasta para adolescentes (pues no deja de ser historia de adolescentes). Comprendo que haya triunfado tanto en Japón. A punto estuvo de hacerme llorar.