La abogada Shelly Trotter acepta el reto de representar a un joven de diecisiete años acusado de asesinar a un policía. Pese a su poca experiencia en juicios de este calibre, decide defender al procesado porque duda de su culpabilidad. Trotter sospecha, además, que el crimen podría encubrir toda una trama de corrupción en la que estarían implicados otros agentes. Y, contra viento y marea, lucha por salvar a su cliente de la pena de muerte.