Aunque el autor ha elegido maestra como interlocutora de sus confesiones sobre el lector y la lectura, en realidad está pensando en todos nosotros Cualquier persona dispuesta a responder al d de acompañar y proteger el crecimiento de un puede considerarse destinataria de los pensamientos y losrelatos pedagógicos recogidos en este libró, pues ser m parece advertir, no es el resultado de una titulación universitaria sino el fruto de una firme voluntad de enseñar y aprender. La formación de un lector, uno de los más fascinantes episodios vos, no compete únicamente a los profesionales de la educación, aunque la sociedad les haya encomendado esa específica labor. Y si bien se espera que en las aulas prospere ese proyecto intelectual, también en Ias bibliotecas, los hogares o las calles se juega la suerte de un Iector. Porque ser lector es un objetivo que concierne al conjunto de ciudadanos y no los estudiantes. Se aprende a leer y se alienta la lectura para, principal mente, conocer y conocerse, para abrir el mundo íntimo a la presencia de mundos extraños, para «promover sin desmayo la curiosidad intelectual, el entusiasmo, la razón, el atrevimiento, el libre albedrío, la avidez de verdad». Leer aparece así como un modo de vivir: El propósito de este libro es poner el conocimiento en manos de todos. someter la ciencia y la práctica docente al examen general, para Io cual se ha utilizado un lenguaje en extremó transparente que, sin renunciar al rigor conceptual, pueda crear interrogaciones y simpatías en cuantas personas atentas se acerquen a él