En lugar de presentar una filosofía de la religión o de informar sobre las numerosas filosofías de la religión que existen, Schaeffler trata de clarificar, a modo de ejemplo, algunas formulaciones de los problemas que en los distintos periodos de la historia de esta disciplina han servido de guía para la interpretación y valoración filosóficas de fenómenos religiosos. Asimismo, el autor expone propuestas de solución desde las que se pretendió, y todavía hoy puede pretenderse, clarificar esos problemas. Finalmente, se ha propuesto precisar métodos para recorrer el camino que lleve de las propuestas de solución a posibles resultados fructíferos. Pero no basta con esto. Es preciso que la filosofía permita al sujeto cuestionar las propias vivencias religiosas para comprobar su autenticidad. Sólo así la religión podrá formar parte de la vida concreta de la persona sin negar la racionalidad que la constituye.