Finitud y culpabilidad aborda la culpa y la experiencia del mal humano, cuyo carácter absurdo y opaco para la descripción esencial obliga a liberar la indagación del paréntesis propio del análisis fenomenológico. Pero, más allá de la simple descripción empírica de la voluntad, dicha indagación progresa hacia lo que Paul Ricoeur llama una «mítica concreta» de la voluntad mala. A través de la lectura de los mitos de caída, de caos, exilio y obcecación divina, la investigación conduce al reconocimiento de un lenguaje más fundamental: el lenguaje de la confesión. Este «no habla de la mancilla, del pecado, de la culpabilidad en términos directos y propios, sino en términos indirectos y figurados». Se trata de un lenguaje simbólico que requiere una nueva hermenéutica, una «simbólica del mal». La simbólica del mal prepara así el terreno para reintroducir la mítica dentro del discurso filosófico, que había sido interrumpido con el mito. Pues se trata, para el autor, no de pensar «tras» el símbolo, sino «a partir de él». La recuperación de esta simbólica del mal para la reflexión filosófica apunta, finalmente, a una visión ética del mundo, para la que el hombre y su libertad constituven el espacio de manifestación del mal.
Nacido en 1913, fue catedrático de filosofía en las Universidades de la Sorbona y de Nanterre hasta 1970 y luego de teología y pensamiento social en la Universidad de Chicago. De sus muchas obras se han traducido al castellano, entre otras, Tiempo y narración, Finitud y culpabilidad, La metáfora viva, Historia y verdad y Lo justo.